Indigencia invisible ante los ojos de la autoridad

Con ropa sucia, un tanto descuidado y los años que se le han venido encima, don Javier ronda por el centro de Colima, en busca de alguna actividad que le permita llevarse un pan a la boca.

"Trabajo lavando carros o en una peluquería de barrendero/cuántas horas trabaja? desde las 7:oo hasta las 7:00/lavo y luego me salgo y voy a la peluquería".

Los años, le han robado agilidad, la fuerza y las oportunidades de aspirar a una vida digna, sin embargo, con buena actitud, día a día recorre las calles con la esperanza de encontrarse un alma buena que le regale unos pesos a cambio de barrer su banqueta o realizar algún mandado.

"A veces donde lavo carros le pido permiso al señor para vender chiclets/y el gobierno no le ha ofrecido apoyo? no solo necesito permiso para vender/don Javier, cuántos años tiene? como 40, 45 o 50 como 50 voy a cumplir".

Y a pesar de que a veces tiene que ser fuerte al frío que cala sus huesos por no contar con un techo o cobijo, o a los fuertes rayos del sol que queman sin piedad, don Javier, se siente afortunado cuando alguien voltea y le sonríe y más aún cuando alguna persona le regala unos minutos de su valioso tiempo para entablar un par de palabras, pues al menos alguien se acordó que existe.

Esta es la vida que a diario enfrentan muchas personas, que durante años, han sido invisibles ante los ojos de la autoridad y en ocasiones también para el resto de la sociedad.