Eduardo Gómez, comerciante de Colima, consideró inútil repintar las bardas de su establecimiento luego de ser grafiteadas, pues cada vez que lo hacía, al día siguiente las volvían a rayar.
"Todo esto se hace en las noches normalmente/en lo personal creo que hay que ser muy idiota para ir a gastar en pinturas para ir a afectar a otras personas".
Además de afectar la imagen de su establecimiento y del entorno, están afectando a quienes generan fuentes de empleo, lamentó el microempresario.
Gómez dijo que falta educación y mano dura por parte de las autoridades para evitar que esta problemática siga creciendo.
"Se ve feo, se ve fea la ciudad grafiteada/ante la delincuencia deben de tener mano dura, eso es obvio porque se dedican a afectar a otras personas".