"Creo que es parte del juego político y la simulación que en México forma parte de la cultura política, es decir las instituciones de poder central y estatal se lavan las manos y finalmente la idea es dónde quedó la bolita quien sabe, creo que aquí se logró el objetivo que era congelar el asunto, detenerlo y dejarlo como siempre se ha hecho alguien lo va a resolver, pero no quienes en su momento tienen la responsabilidad".
El analista consideró que el enriquecimiento de funcionarios de la administración anterior y la promesa de castigar a quien se comprobara que hizo mal uso del dinero público fue la bandera que utilizaron los representantes populares para ganar la elección, pero es obvio que no fue una prioridad y solo mencionaron lo que la gente quería escuchar.
"En la medida que llegó al poder ejecutivo Nacho Peralta se encarpeto y ahí quedó como algo que fue una promesa de campaña y que no pasó de eso, ahora las declaraciones públicas de los diputados no pasa siempre una especie de quererse presentar como responsables, como representantes populares, pero eso es discursivo en los hechos es algo que no concretan y no aterrizan".
González Villa explicó que desde que el Congreso se dividió y el PRI retomó el control de la mayoría era obvio que no procederían las sanciones, a pesar del dictamen inicial que emitió el Órgano Superior de Auditoría y Fiscalización Gubernamental, encabezado por Carlos Armando Zamora González que arrojó las irregularidades por cantidades millonarias.