Jaime tiene medio siglo como talabartero

Jaime Valdez tiene más de 50 años dedicándose a la talabartería, oficio que heredó de su padre Gerónimo Valdez Ramírez, quien comenzó a realizar esta labor en el año de 1940.

"Él comenzó a trabajar en la talabartería con los maestros que tampoco están entre nosotros, eran dos hermanos de apellido Lozoya de por el mercado Obregón/entonces desde que yo nací me críe entre los cueros, desde los siete años yo iba a la escuela primaria a la Tipo y tenía que cumplir con los quehaceres del taller en la mañana y después ir a comer para en la tarde ir a la escuela".

Jaime compartió que con el paso del tiempo  han tenido que ir adecuándose a los cambios que se han suscitado en el mercado, pues la talabartería tradicional se ha ido quedando rezagada debido a que ha bajado la actividad en el campo. Anteriormente surtían a los rancheros natos que utilizaban la silla para andar en el potrero, no obstante, al crecer la demanda de la silla charra, tuvieron que adaptarse a las necesidades del cliente.

"Lo que hacemos ahora sigue siendo talabartería pero por ejemplo yo hago mucho más montura charra que montura ranchera, casi no se usa ya/antes no se usaban los cincelados a mano ni los herrajes, hemos ido aprendiendo a ver cómo se comporta el mercado y gracias al internet le hemos podido dar movimiento a la mercancía y poder seguir trabajando, tengo clientes de toda la república mexicana, clientes de Querétaro, Puebla, México, en el norte, en el sur".

"hacemos por ejemplo cinturones, fundas para celular, para cuchillo, navaja, para machete, bolsa para dama, cartera, mochilas, hemos hecho trabajos para chef que es donde guardan los utensilios principalmente, es ahí donde digo que hemos tenido que adaptarnos/yo quisiera que en colima quedara más de mi trabajo pero no hay la suficiente demanda en Colima como para que mucho de mi trabajo se quede aquí".

El hombre se siente orgulloso de lo que ha logrado a través de este oficio que para él significa su vida, por ello, ya prepara a su descendiente para que continúe con esta bella tradición familiar que ya casi ajusta un siglo de sobrevivencia.

"Muchos artesanos cuando empezamos a escuchar las exigencias de un cliente a veces es mucho más fácil decir que no a seguir con el trabajo, a mi me gusta decirles que sí porque los retos son importantes es como aprendes/detrás del cuero hay toda una industria, muchas familias que se mantienen de todo esto alrededor del cuero/que si se sigue consumiendo el cuero todas las familias que de ahí se sostienen vamos a seguir teniendo un mercado local y artesanal que estamos luchando para que siga manteniéndose en Colima".