A través de su lente, Eduardo Huerta Morfín, captura los momentos más tradicionales que se viven dentro del fervor guadalupano. Hace 30 años comenzó a retratar a niños y familias colimenses en un riconcito de las afueras de la Catedral Basílica Menor y recuerda cómo al paso de los años este oficio ha evolucionado.
"Es un oficio que heredé de familia, mi papá era fotógrafo, lo es todavía/ no existe una historia como de un fundador quien empezaría aquí simplemente se les ocurrió a los fotógrafos de antaño venir y cubrir los eventos de los (inditos) les llamamos y fue evolucionando poco a poco, anteriormente no había imágenes, se tomaba nada más a los niños en la pared y se entregaban a domicilio, fue evolucionando, luego imágenes hasta el momento como estamos".
Ahora, las fotografías se entregan al instante, el equipo es digital y eso le permite satisfacer la demanda de los clientes que no quieren dejar pasar la oportunidad de que sus pequeños tengan un recuerdo del docenario, como el caso de, Ana Leticia Aquino Marmolejo.
"Por todo lo que había pasado porque la queríamos tener y mira aquí la tenemos y la traemos con la virgen para que nos de salud / un recuerdo para que cada año que este viniendo y vaya viendo cómo es esto".
Es por ello que Eduardo disfruta de su trabajo y ver cómo la convicción de las personas hacia esta costumbre hace que se vuelva una de la tradiciones más arraigadas en el estado.
"Todo depende de la fe entonces al haber fe las personas traen a sus hijos hacer como "mandas" cumplen un novenario y la foto es para que ellos mismo tengan un recuerdo de qué están haciendo el novenario y también nosotros tenemos mucha fe y aunque muchos no crean la virgen nos ayuda a trabajar en esta temporada"
"Lo que me gusta es que empieza uno con una calma y sale uno con una fe tremenda no le puedo explicar qué es lo que se siente pero está uno la mayor parte del día aquí y no se siente cansancio/ es la misma tradición de la gente, la Catedral está consagrada a la virgen y precisamente este años que viene el 2019 son 125 años de la consagración de la Catedral entonces se va a festejar todo el año".
A lo largo de su trayectoria, Eduardo, ha encontrado en su empleo algo más especial que un apoyo económico y por la fe que le tiene a la Virgen de Guadalupe, continuará en este oficio hasta que ella se lo permita.
"Llegando a estas fechas nosotros sentimos un alivio porque a partir del día del novenario empiezan a salir trabajos y yo en lo particular se lo adjudico a la virgen que es la que nos ayuda a seguir continuando en este trabajo".