Los festejos charro taurinos villalvarenses en honor a San Felipe de Jesús trae consigo una de las creaciones arquitectónicas más curiosas de nuestro país, y un orgullo para los colimenses, en la que la tradición y la historia se unen año con año. La petatera, insignia de villa de Álvarez de charrería y fiesta brava.
Declarada insignia de la nación, desde 1857 la petatera es única en su tipo, pues los artesanos la ensamblan y levantan utilizando únicamente troncos, mecates y petates, por padres hijos y abuelos, que se unen desde diciembre para preparar los materiales de construcción del coliseo de toros y toreros.
Desde el 7 hasta el 24 de febrero la gente puede acudir a ver esta obra que conecta con nuestras raíces, la petatera es una de las plazas más grandes a nivel mundial contando con 64 metros de diámetro. Esto con la meta de contener los eventos de gran magnitud, como cabalgatas, jaripeos, conciertos y las famosas corridas de toros.
La obra arquitectónica se irgue armoniosa y muy inteligente, siendo muy flexible en caso de temblores además de poder sostener actualmente a más de cinco mil personas, logro que se ha ido logrando con el tiempo pues año con año evoluciona.
Sin duda alguna es una de las expresiones de fe más interesantes de nuestro estado, y la que más tradición emana, la monumental plaza de toros; la petatera ha desarrollado alrededor de si una feria a la que acuden durante estas festividades, sentando las bases para que la tradición no se pierda jamás, y el interés de los jóvenes por mantener esta construcción seguirá protegiendo a los villalvarenses por muchos años más.