"Me llegó a encerrar a dejar tirada en la calle golpeada, es una situación de la que tenemos que reflexionar que cada vez es más fuerte la violencia, el círculo no acaba y puede llegar a la muerte que es mi caso, yo casi llegue a la muerte, en el momento que yo me ví con mi ojo morado mi cabeza golpeada sentí que esa noche iba a perder la vida".
Así es como narra María la vida que llevó con su marido por 22 años, en donde dice conoció el infierno, porque la violencia física, verbal, económica y hasta sexual era una constante cada vez que se ponía celoso y cuando lo denunció nadie le creyó, el médico que la revisó se burló de ella y finalmente terminó perdonándolo por sus hijos.
"Cuando uno está casado, uno piensa que por un papel las cosas se arreglan, no se arreglan, es más fuerte la violencia y más cuando existe el alcohol y existe las drogas".
Originaria de Manzanillo la mujer lamenta que sus hijos crecieran en ese ambiente, hoy dice tienen 22 y 23 años de edad, y lo único que pide es que no hayan quedado marcados por las escenas de violencia que les tocó ver, ya que desde que tenían dos semanas de casado le pegaba.
"Golpes, patadas me quebró un diente, me daba en la cabeza, me moreteaba los ojos, cada vez fue más fuerte y siento que toqué fondo, porque llegó un momento en que te miras al espejo y miras tu cuerpo y muchas humillaciones".
Con el respaldo de un refugio para mujeres y sin verguenza de pedir ayuda, María está aprendiendo a valorarse y está segura que puede salir adelante sola.
"Yo toqué fondo y aquí he aprendido a empoderarme, a valorarme, a quererme a respetarme y pues mirar para adelante, porque hay mucho futuro, aquí nos están enseñando muchas cosas en la cual podemos salir y defendernos ante la vida como laboralmente, aquí es como si estuviera en el cielo".