"La discapacidad no existe. Me cortaron mis pies pero no mis manos para seguir volando, luchando día a día"
La señora Graciela Suárez Santillán es un ejemplo de lucha. A sus 61 años de edad no para de trabajar pese a tener una discapacidad y limitaciones en su movilidad, debido a que en su infancia le fueron amputados sus dos pies por causa de una bacteria, misma que también la mantuvo en coma.
Hoy se gana la vida con la venta de pan en la banqueta de la avenida Pino Suárez, entre Manuel Álvarez y Prolongación 5 de Mayo, de la ciudad de Colima.
"Yo gano de 50 o 70 pesos diarios, es poco si ustedes si ustedes quieren, pero soy, soy contenta con lo que yo me llevo, porque gracias a Dios tenemos un trabajo digno"
Feliz por la actividad que desempeña, la señora Graciela se califica como una persona luchadora que no se rendirá fácilmente y su deseo es seguir trabajando día a día.
"Me gusta luchar, trabajar, no me gusta que me den, me gusta ganármelo, no me gusta pues estirar la mano y decir denme, sino por mi propio esfuerzo hasta que Dios me dé la fortaleza de seguir adelante, yo aquí voy a estar luchando día a día"