Para Juan no hay obstáculo que lo frene. A los 21 años perdió su vista a causa de un tumor en el cerebro que dañó sus nervios ópticos, sin embargo todos los días acude al centro de Colima a vender dulces y ganarse el sustento de cada día.
"Primero vendía el periódico, El Diario, y luego me puse a vender dulces y el periódico pero ahorita nada más vendo dulces en la mañana y en la tarde vendo pan. ¿En dónde vendes pan? Aquí en el centro, camino por las cuadras y me estaciono en la Marina para acabar lo que me queda"
Comparte que su esposa y dos hijas son el motor que lo impulsan a seguir trabajando.
"Una tiene 17 años y la otra tiene 12. La grande el bachillerato y la chiquita la secundaria"
Verlo caminar con su canasto en manos es una imagen típica de la calle Madero en el centro de Colima. Sin embargo señala que nunca ha sido fácil caminar entre tanta gente y una gran cantidad de vehículos que transitan a diario por el lugar.
"La venta ha estado floja porque la gente viene a sus compras, que los regalos navideños, que las cosas para la cena, pero afortunadamente que nos deja una monedita y algún billete y pues hemos podido estar bien, verdad"
Para Juan, el valor del trabajo es uno de los mejores ejemplos que quiere dar a seres queridos, por ello y pese a su discapacidad, no duda en que seguirá recorriendo las calles de Colima para salir adelante.
"Pues me gustaría que me apoyaran comprando los dulces porque es mi manera de seguir adelante, verdad" / "Me gustaría que la gente pues tuviera un poquito de, de amor hacia uno que le echa ganas y pues nos ayudaran comprando"