Desde que nació su hijo, el instinto maternal le indicó a Martha que había algo diferente en él. A sus cuatro años y después de varios estudios y visitar a diferentes especialistas, fue diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención y posible autismo.
Comparte que su cuidado ha sido complicado y desgastante económicamente, sin embargo lo que más les ha afectado a ella y su esposo ha sido el rechazo que ha recibido su hijo de parte de la sociedad y la discriminación en instituciones educativas.
"Para mí lo complicado es que entonces no hay un espacio para que él esté, porque incluso ha estado en escuelas que son inclusivas pero que al final resultan no ser tan inclusivas, entonces para mí ese es un desgaste de no saber dónde colocar a mi hijo, que vaya a una escuela pública o una privada"
Señala que el rechazo lo viven a diario y a donde quiera que vayan, pues la gente poco entiende y sabe de las nerurodivergencias.
"Claro, a nosotros nos ven como apestosos, si a mi hijo le da una crisis de ansiedad en la calle, para los demás es como si mi hijo estuviera haciendo un berrinche de 15 minutos, 20 minutos, entonces la gente pasa y nos hace gestos o hace comentarios desagradables. A veces yo le digo a su maestro me gustaría ponerle una playera que diga mi cerebro no funciona como los demás"
Martha reconoce que como padres no estaban preparados para otorgar atención a un hijo con TDAH, sin embargo resalta que han aprendido así como sus familias.
"Me gustaría que las otras madres no juzguen a las madres porque nadie sabe las batallas que uno vive en sus casas; mi hijo no tiene por qué ser visible su trastorno. Sí hemos sufrido mucho con el rechazo de otros padres porque además esos padres les transmiten a sus hijos que no convivan con los niños como mi hijo"