Héctor Gutiérrez de la Torre, encontró la oportunidad de vivir el sueño americano cuando era más joven, cruzó la frontera en la búsqueda de nuevas oportunidades.
"Yo viajé a Reynosa, dormí ahí una o dos noches. Después la persona, el coyote pues, llegó ahí y nos llevó a las afueras de Reynosa, cruzamos el río Bravo nadando. Y es como se ve en las películas, o sea, tú llegas, te quitas la ropa, una bolsa negra, la inflas, vas nadando, ¿quién sabe nadar? ¿Quién no?, se arrima una cámara inflada para los que no saben nadar vayan ahí arriba. Es arriesgado.
Aún con el riesgo que representaba logró reunirse con su hermano y pasó cerca de dos años trabajando y viviendo en Houston, Texas.
Pero una lesión lo obligó a volver a su patria, pues al no poseer papeles no se sintió seguro de ser atendido en algún hospital.
"Llegar aquí obviamente traes un capital mínimo que sea y empiezas a tratar de invertir en algo, de incorporarte, pero pues no, si no estás encarrilado, si no tienes un trabajo fijo, si te pones a experimentar este, pues, desgraciadamente no estás como al día, como al tanto y te acabas, te acabas la lana que traes.
Su experiencia viviendo allá le mostró la radical diferencia entre las culturas, a pesar de ser países vecinos, el trato y la convivencia eran muy diferentes.
"Pues sí, agradable estar allá, te digo empiezas a ver el poder adquisitivo, te deslumbras de primero, después empiezas a acomodarte y terminas no disfrutándolo tanto, o sea, te digo es trabajo y las salidas allá, pues te digo, no hay amigos y las distancias son muy largas.
Aunque con mucho esfuerzo, logró incorporarse, ahora se dedica a reciclar residuos peligrosos y la oportunidad de trabajo y superación, aunado a estar cerca de su familia y amigos le es más satisfactorio en su país.