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23 de Noviembre del 2024
Sociales

Negocios generacionales en la calle de "los equipales"

Negocios generacionales en la calle de

En el año 1950 aproximadamente, el abuelo de María del Refugio Argüello Gómez llegó al estado de Colima cargado de sueños, nuevas ilusiones y unos cuantos equipales, ahí comenzó la historia de lo que hoy conocemos como "la calle de los equipales".



"Mi abuelito nos ponía a ribetear nos daba un tostón por hacerle este trabajito pero más hechecito pero no me enseños desde chiquita desde los 8 años empecé a trabajar, después me dediqué a estudiar y ya con el tiempo mi papá siguió la segunda generación y ahorita nosotros somo la segunda generación mi hermano de aquí al otro lado y yo ".


Esta calle es la Nicolás Bravo del centro de la capital, en donde se encuentran tres negocios de tradición generacional, aunque cada uno de los artesanos aplica su técnica y estilo para el proceso de elaboración.


"un orgullo más que nada porque si nos ubican se suben a la taxi los turistas y me lleva a los equipales y ya se donde es ... y es un orgullo estar en colima y haciendo este trabajo / primeramente se escoge la madera, se manda a cortar los postes con un trabajador los corta en tiempo de que no sea luna llena porque se apolilla pronto entonces ya de ahí es un proceso ya luego se hacen los trazos se empieza a marcar, se hace la ruedita con la guasima, tapadera y el bejuco que va aquí que se dobla, este es el mezcal que le pone al ya cruzarse todo, clavos, ixtle y el cuero".


Todos se pueden hacer al gusto y medida del cliente aunque el preferido siempre será el tradicional, ese que no lleva espuma o colchón. También como parte de la tercera generación don Ignacio Cisneros Guerrero encontró en el oficio de reparador de equipales una forma de preservar la historia y de salir adelante con su familia.


"Prácticamente todo mi trabajo porque pues me gusta y me pagan... pero todo en sí mi trabajo realmente me gusta/ mucha gente que me conoce gente de Gobierno del Estado mucha gente me conoce por el oficio prácticamente una satisfacción y un orgullo ser equipalero".



"Lo que a mí me gusta es que la gente me da unas gracias es una satisfacción que por la entrega a tiempo que siempre salga el producto terminado y se entregue en tiempo y forma y la satisfacción que me da a mí es que la gente esté contenta y que regresen y que prácticamente nos recomienden".


Ambas partes concuerdan que entre ellos no existe rivalidad ni competencia sino por el contrario se apoyan para que no se pierda esta tradición y esperan que se le de mayor difusión cultural a esta calle que podría representar un atractivo para los turistas.





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