Andrés está al frente de la ramada Pina en Los Amiales, Coquimatlán, y prácticamente lo perdió todo. A pesar de que ya pasaron varios día del paso del huracán Lidia por la entidad, en el interior del inmueble todavía se aprecian los rastros de destrucción que les causó.
"Fuimos creo que la ramada más afectada en cuestión de Los Amiales, creo que nosotros servimos hasta cierto punto de escudo o protección para los demás establecimientos que afortunadamente no salieron o no salimos afectados como en otros años que se llevaba las estructuras"
Indicó que la crisis que enfrentan los ramaderos en general es grave y por fortuna algunos ya están trabajando con lo poco que les quedó, no obstante hay otros, como es su caso, que tendrán que esperar más días.
"Teníamos lo que era una cocina que se encuentra aquí a las espaldas tuyas, teníamos una cocina donde teníamos estufa, refrigeradores, teníamos cilindros de gas, de mobiliario te puedo decir que acabábamos de adquirir 200 sillas de plástico, teníamos un aproximado de 25 a 30 mesas"
Andrés reconoce que es doloroso ver su patrimonio en estas condiciones, pero también admite que le afecta que 25 familias de las personas que trabajan en la ramada están siendo perjudicadas en sus ingresos económicos, pues a pesar de que ya está reconstruyendo espera reabrir la ramada hasta diciembre próximo.