Las quemaduras de segundo a tercer grado afectan demasiado la salud y autoestima del paciente, pues se trata de cicatrices que quedan para el resto de la vida, señaló la Presidenta de la Fundación Michou y Mau en Colima, Laura Salazar Ochoa.
"Desgraciadamente no hay nada que te pueda borrar, hay cirugías, hay tratamientos, pero la cicatriz va a quedar física y emocionalmente sobre todo, tanto para quien sufrió la quemadura como para la familia y sobre todo si se trata de un menor".
Además impacta en el desarrollo psicológico como físico si no se está al pendiente de la evolución.
Salazar Ochoa explicó que cuando se trata de quemaduras de segundo o tercer grado el paciente tiene que estar bajo la supervisión de un médico para las cirugías, injertos, o terapias que pueden durar de 15 a 20 años.
"Por eso en el hospital de Galveston cuando ingresa un paciente con quemaduras severas se les da el tratamiento hasta los 18 o se le extienden hasta los 21 años / tienen que recurrir a cirugías posteriores de cada año, cada dos años, cada tres, dependiendo del crecimiento del paciente".
La mala noticia es que en Colima no se cuenta con unidad de quemados, pues se requiere un lugar en los hospitales designación exclusivamente para estos pacientes, con una unidad de terapia intensiva exclusiva, equipamiento que es muy caro, personal capacitado, entre otros.
"Sobre todo porque también nos llegan muchos niños tanto de Michoacán o de Jalisco porque el Hospital Regional Universitario de Colima son los más cercanos, entonces los niños vienen de La Ticla, La Placita, Michoacán, de esos lugares que cerca de Colima, igual La Manzanilla y todo eso".
En tanto que los pacientes con quemaduras son trasladados al hospital viejo y nuevo de Guadalajara que sí cuentan con unidad de quemados, así como otras entidades del país.