Rafael Morales Hernández tiene 26 años dedicándose a la venta de pollo, un oficio que aprendió de su hermana y que ahora es la principal fuente de empleo de la familia.
"Comienza como una necesidad porque no tenía trabajo y se me enseñó a vender en la casa y a partir de ahí comenzamos a extendernos poco a poco y hacia los puntos de venta que tenemos/nosotros lo compramos no lo producimos ya que es la única ave que le genera trabajo a las tres personas, al que lo incuba, al que lo produce y al que lo comercializa".
Morales Hernández señala que el secreto para continuar en el gusto del cliente durante estos años es la frescura en el producto, pues recibe el pollo vivo y él se encarga de sacrificarlo una noche antes de su venta. No obstante, lamentó que las aves que se consumen en Colima vienen de fuera.
"El pollo de Colima no son autosuficientes los productores y casi la mayor parte del pollo que consume Colima viene de fuera, de Nayarit principalmente y sinaloa".
Pese a lo anterior, compartió que vender pollo es una labor que le ha dejado grandes satisfacciones.
"Venderlo al consumidor es gratificante, a veces vienen enojadas pero vale la pena el trabajo/los jóvenes que le están ayudando supongo que son sus hijos y ya se están involucrando, debemos involucrarnos en un oficio, uno estudia matemáticas y otro química pero es sano compartir el oficio con ellos, no están al 100 por ciento pero saben hacer las cosas".