En 1964 llegó junto con sus padres al paraíso, Rosa Sánchez y sus padres comenzaron un negocio de enramada en playa El Paraíso, donde trabajó, estudió, creció, se casó, tuvo hijos, enviudó y ahí sigue, ahora con tres negocios que supo crecer y mantener a través de los años.
"El cambio fue muy bonito, porque antes era la carretera de terracería, venías a bañarte y era un polvaderón, llegabas lleno de tierra, pero te bañabas, pero ¿te imaginas cómo regresaba la gente mojada y con polvo? Poco a poco primero nos hicieron la carretera, luego el agua, después la luz, pero al paso de los años, no al mismo tiempo, pero fuimos levantándonos poco a poco.
Así como vio que se levantó su hogar con los años, también vio como el poder de la naturaleza retrocedió todo el avance que tenía. En 1988 un huracán arrasó con la playa recorriendo el mar y dejando al paraíso sin playa.
"Aquí en el año del 85 más o menos, desde el hotel paraíso para allá era carretera. Y de ahí ese huracán se tumbó muchas casas, lo que era carretera hasta allá, tumbó casas, tumbó la cooperativa y ya dejó sin nada."
Recuerda como al principio sus padres comenzaron la enramada, pero después abrió su propia tienda y un restaurante, que después convirtió en una tienda de recuerditos, objetos que le gustan demasiado.
"Mira la tienda la empecé con mi despensa que me daban de cada ocho días, empecé a vender de que: me prestas unos jitomates, te los vendo, oye no tienes una salsa que me prestes de los negocios, te la vendo. Y así empecé iba a ganar y de lo poquito que me fui haciendo hice mi negocio."
Como una mujer que ha vivido mucho y ha visto mucho, doña rosa no pierde la esperanza de que su paraíso vuelva a tener la gloria de la que gozó alguna vez. Invita a los turistas que no la conocen a que vayan al lugar donde creció, al lugar donde se enamoró y formó una familia, al paraíso.