El estado de Colima además de mantener índices de inseguridad altos por la ola de violencia, también destacan las cifras de violencia contra las mujeres, es el número uno en homicidios dolosos y en violencia familiar por cada 100 mil habitantes, esto de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Hasta el corte de febrero se registran 16 asesinatos de mujeres y dos feminicidios, que a nivel local la entidad se posiciona en segundo lugar respecto a presuntos delitos de feminicidios por cada 100 mil habitantes.
Sara Cernas, integrantes de Mariposas Sóricas explica: "Nos preocupa también mucho la cifra negra, la cifra negra pues es toda esa violencia de la que no se denuncia, la que todavía no se nombra, hay instituciones a nivel nacional que nos dicen que la cifra negra está oscilando por el 99%"
Lo que quiere decir que las mujeres en Colima tampoco están seguras ni siquiera en sus casas, a lo que se puede traducir a pocas acciones de prevención en las colonias con foco rojo en estos indicadores.
"Estas órdenes de protección las emite un juzgado auxiliar, en Colima sólo contamos con un juzgado auxiliar y es quien emite estas órdenes de protección, buscando salvaguardar la integridad y seguridad de las mujeres que sean víctimas de violencia", así lo dice la directora del Instituto Colimense de las Mujeres.
El ciclo de violencia son los abusos de agresiones en contra de las mujeres, las víctimas sí piden ayuda a las autoridades, sin embargo los procesos de revictimización son una realidad
"Los juzgados tienen hasta 72 horas para poder emitir una orden de protección entonces sabemos que en estas 72 horas pueden pasar un sin fin de cosas, pero también otra crítica que se le hace al estado mexicano es que una simple hoja pues no te va a salvar la vida y no te va a salvar de una bala", recalcó Sara Cernas.
Otro de los enfoques es que las mujeres son acosadas, la posición número uno de Colima a nivel nacional en cuanto a llamadas relacionadas con incidentes de acoso u hostigamiento sexual, refleja la grave problemática que no ha sido atendida.