Hace 20 años Juan Alejandro Ochoa perdió la vista a causa de un tumor en el cerebro, sin embargo su discapacidad no ha sido impedimento para sacar adelante a sus dos hijas y su esposa. Afirma que, como padre y sin importar el sacrificio, siempre estará dispuesto a dar todo su esfuerzo con el fin de que ellas estén bien.
"Desde que me quedé yo sin vista me tuve que adaptar a ya no ver, empecé a vender periódicos, antes de tener a mis hijas, y empecé a vender periódico, luego ya me casé con esposa y ya tuve que salir más adelante vendiendo dulces y periódico, y en la tarde vender pan para estar más o menos, eda".
Portando una pequeña canasta con palanquetas y periódicos, Juan camina todos los días por la calle Madero, en el centro de la ciudad de Colima, en la búsqueda del sustento familiar.
"Precisamente cuando los hijos se enferman uno se siente triste y dice oye, pero por qué le pasa esto a mi niña y no a mí, eda. Uno es el dolor más, un dolor más sincero de decir: no mejor prefiero que me pase a mí".
Señala que como cualquier padre quisiera que sus hijas cumplan todas las metas que se propongan y se desarrollen profesionalmente.
"Me gustaría que sacaran una carrera y pudieran ellas, pues, como le decimos, que ellas salieran adelante por su cuenta, eda; que tengan su trabajo, su casa y pues ellas salgan adelante. Me gustaría que el Día del Padre, la bendición más bonita es que te den abrazo, el regalo no es importante, que se acuerden del día y que te digan: Papá te quiero mucho, con eso es más que suficiente".