En México, la venta de los suplementos alimenticios está regulada por la Secretaría de Salud y es a través de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) que se vigila que los fabricantes se adhieran a la reglamentación vigente.
Además, publica alertas sanitarias para informar a la población acerca de los productos que contienen ingredientes dudosos y que describen cualidades terapéuticas que carecen de bases científicas, por ejemplo la semilla de Brasil, el ajo estrella y el fructano de agave.
Sin embargo algunos estudios de salud, por ejemplo, el que se titula "Suplementos alimenticios: entre la necesidad y el consumismo" señala que la manera ideal de mantenerse saludable es mediante una alimentación correcta y la práctica recurrente de actividad física, aunada a un estilo de vida saludable.
Además de evitar el estrés y alejarse de sustancias nocivas, como el alcohol, la nicotina y otras drogas.
Los ingredientes permitidos por la Secretaría de Salud son carbohidratos, proteínas, aminoácidos, ácidos grasos, plantas, algas y alimentos tradicionales deshidratados.
Por otro lado, este mismo estudio, revela que lo ideal es que las personas que consuman suplementos lo hagan con conocimiento de causa, es decir, revisar los ingredientes declarados, así como indagar acerca de los beneficios y riesgos potenciales a la salud demostrados de forma científica.