Con pandemia o inseguridad, si no salgo a trabajar no como, expresó Quintil Hernández Reyes, vendedor ambulante de raspados, tejuino y churritos. Destaca que sus ventas ya no son las mismas, debido a que es menor el movimiento de personas en las calles.
"Se venden unos 500 pesitos, por mucho 400, y aquí lo que yo gano de 100 pesos a 150 pesos el día, es lo único que gano más, no gano más" / "cuando hay escuelas voy a las escuelas y cuando no hay escuelas pues hay que andar en las calles y aquí un rato"
Este día Quintil esperaba por un momento en el jardín Torres Quintero del centro de Colima, pero en casi una hora solo había podido vender unos churritos de 10 pesos. Comparte que hace dos años estaba trabajando en una línea de autobuses en la Ciudad de México y fue despedido a causa de la Covid-19, por lo que ahora trata de ganarse la vida como comerciante.
"Pues a mí la verdad a mí no me da miedo porque es entre ellos, no es uno, la cosa no es conmigo es entre ellos, solamente que si nos atravesamos por ahí pues ya si nos toca ni modo, pero ahí la cosa es con ellos"
Con la ola de violencia que azota al estado, reconoce que al recorrer las calles se aprecia que la gente desconfía y no quiere salir a comprar, lo que ha afectado en sus ventas; sin embargo insiste que para él no le queda de otra que seguir caminando y buscar sacar lo del día.
"Se espanta la gente, pues como yo pienso no es contra nosotros, es entre ellos, todavía si nos toca o me atravieso por ahí cuando ellos se estén agarrando, pues ya ni modo ya que me queda, pero tengo que salir a trabajar, sino quien me mantiene, de dónde como"