Descendiente de familia de campesinos María del Carmen Virgen Quintana, considera que el campo es su vida. Después de comprar un rancho cerca de la laguna de Carrizalillos en el municipio de Comala, se percató que la guayaba era una buena fruta para cultivar ahí.
"Fuimos a Aguascalientes a comprar árboles, ya algunos al estado de México. Sembramos en total setecientos árboles, los cuales empezaron a producir a los dos años porque eran arboles ya injertos, entonces esos producen más rápido que un árbol de semilla o así ¿verdad?"
En cuanto comenzó su producción reconoció las capacidades para generar múltiples productos con la guayaba, entre los cuales se animó a iniciar su propia empresa.
"Pusimos una fábrica donde elaborábamos dulces de guayaba, y se veían muy de buena calidad nuestros dulces, se llamaba Chantoro, marca propia. Y estuvimos en el mercado vendiéndolos como unos 10 años. Nada más que yo ya me empecé a cansar.
Pero el trabajo entre el campo y la fabrica llegó al punto en donde ya no podía atender la venta de la empresa por lo que cerró la fábrica. Aunque la experimentación ahí no terminó.
"Hacíamos también mermelada, o sea, puros productos dulces. La mermelada y el rollo de guayababa, lo hacíamos en martajado, en natural, en relleno de cajeta. Y elaborábamos el latte. Que era uno de los productos que más nos buscaba la gente, era un producto de muy buena calidad. Hasta la fecha hay gente que viene desde Estados Unidos porque me compraban mucho para llevarlo allá."
En el campo todo es difícil, por el extenso trabajo manual y los cuidados que se deben tomar, pues gracias al clima húmedo de Colima, se ha llegado a enfrentar a muchas plagas, incluyendo que el árbol de Guayabo lleva muchos cuidados.
"El guayabo es un poquito más difícil la venta. De repente Michoacán se convirtió en un estado muy grande en producción de guayaba, y cuando se viene la efervescencia de la producción, manda mucha aquí al estado de Colima, y sobre todo la manda a unos precios muy accesibles, muy bajos. Entonces es una competencia fuerte.
Aunque la situación es difícil y los años pasan, Carmen no se detiene de cultivar, pues aunque no sea guayaba se enfocará en nuevos productos para seguir adelante y dedicarse a la que considera su buena vida.