El miércoles, Ucrania llevó a cabo uno de los mayores ataques con drones contra Moscú desde el inicio de la guerra en febrero de 2022.
El ataque, realizado con al menos 11 drones, fue repelido por las defensas aéreas rusas, que destruyeron un total de 45 drones sobre varias regiones de Rusia, incluidos los alrededores de la capital.
El Ministerio de Defensa de Rusia confirmó que 11 de estos drones fueron derribados sobre Moscú, mientras que otros 34 fueron interceptados en regiones fronterizas y vecinas, como Bryansk, Belgorod, Kaluga y Kursk.
El alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, describió el ataque como uno de los mayores intentos de ataque con drones a la ciudad, pero aseguró que la defensa estratificada de la capital logró repeler los vehículos aéreos no tripulados.
El ataque no causó heridos ni daños materiales significativos, según las autoridades rusas. Los aeropuertos de Moscú, incluyendo Vnukovo, Domodedovo y Zhukovsky, suspendieron temporalmente sus operaciones durante cuatro horas, pero después reanudaron los vuelos normales.
Este ataque con drones se suma a una serie de agresiones recientes por parte de Ucrania, que ha intensificado sus ofensivas, especialmente en la región de Kursk, donde las batallas han sido intensas. Desde el 6 de agosto, Ucrania ha lanzado operaciones significativas en territorio ruso, marcando una escalada en el conflicto.
El presidente Vladimir Putin, que se encontraba en el Kremlin reunido con el primer ministro chino Li Qiang durante el ataque, no ha comentado públicamente sobre el incidente. Los ciudadanos de Moscú, sin embargo, continuaron con su vida cotidiana sin mostrar signos visibles de alarma.
Este ataque es comparable en escala a un incidente similar ocurrido en mayo de 2023, cuando al menos ocho drones fueron destruidos sobre Moscú. A pesar de la amenaza, el ataque no logró causar estragos significativos en la infraestructura de la ciudad, destacando la efectividad de las defensas rusas.