Antonio Pineda, desde muy pequeño quiso seguir los pasos de su padre, quien era chofer, tanto fue su amor por este oficio que actualmente lleva 21 años dedicándose a eso que tanto admiró durante su infancia.
"Pues es una vida, es mi vida, es mi trabajo, es mi profesión, eso es ser conductor."
Asegura que lo más bonito de esta profesión es el poder viajar a distintos lugares, conocer personas y compartir experiencias con sus compañeros, aunque no todo es miel sobre hojuelas, pues lo más difícil es estar lejos de su familia y los riesgos que pudieran ocurrir en el trayecto.
"En temporadas altas que son vacaciones de semana santa y diciembre, que es donde hay un poco mas de pasaje, pues se cancela todo tipo de descanso, de vacaciones, ahí hay que seguir trabajando, para nosotros no hay cumpleaños, no hay navidad, no hay domingos de fútbol."
Con toda certeza, dijo no se dedicaría a otra cosa pues esto es lo que ama con lo que creció y al lo que piensa dedicarse toda su vida.