Los comerciantes de productos de segunda mano mejor conocidos como "las pulgas"
han adoptado esta práctica como una forma de llevar el sustento a su hogar, pero
además contribuir en la economía de los ciudadanos.
"Yo aquí vendo pozole seco y los compañeros venden ropa usada, juguetes, lo
que tengan se trane/nomás estamos esperando que se llegue el día para venir a
ver qué Dios nos socorre".
"Aquí puede encontrar de todo, yo vendo carteras de hombre, de mujer, zapatos,
pantalones, blusas, de todo/claro que barato, barato".
Entre tanto, algunos ciudadanos revelaron que en ocasiones los productos en "las
pulgas" son más caros que si los adquirieran nuevos, y además, se arriesgan a
comprar objetos robados.
"Hay de todo solo que sí están alterados los precios y uno viene aquí porque no tiene para, y ya esto lo ven como negocio ya no lo ven como para apoyar a la ggenteque no tiene/considera que es seguro comprar en este tipo de lugares? muchas personas nos arriesgamos a muchas cosas pero artículos en general qqueson eléctricos no compro".
"A veces esto es robado y el mismo dueño te lo quita".