La zona limítrofe de Colima y Jalisco ha sido escenario de múltiples hechos de violencia e inseguridad en los últimos años, el caso más reciente se registró el pasado 29 de mayo donde 10 elementos de la Policía Estatal, así como dos civiles, fueron privados de su libertad en una zona del vecino estado, conocida como Cuautitlán de García Barragán. Tres elementos y los dos civiles fueron liberados, posteriormente los otros siete fueron localizados sin vida en una unidad vehicular en el municipio de Manzanillo.
En recuento de incidentes de violencia, el 8 de febrero de 2016 se localizaron sobre la carretera libre Quesería-Tonila, en el municipio de Cuauhtémoc, a 200 metros del puente que divide a Colima y Jalisco, los cuerpos de tres masculinos, así como tres unidades vehiculares. Las víctimas fueron identificadas como originarias de Zapotiltic, Jalisco, y privadas de su libertad en la comunidad de Quesería.
El 7 de julio de 2016 fue localizada una camioneta calcinada en una brecha que conduce hacia el balneario Agua Caliente, en el municipio de Colima, cerca del municipio de Pihuamo, Jalisco. La unidad habría sido utilizada por los asesinos del exdelegado de Sedatu, Jaime Ernesto Vázquez Montes.
El martes 15 de septiembre de 2016 se reportó la localización de los cadáveres de cinco personas en un camino cercano a la comunidad de El Terrero, en Minatitlán, así como de Tolimán, Jalisco. Los cuerpos tenían huellas de violencia y fueron relacionadas con una denunciada sobre la desaparición de seis hombres que trabajaban cortando madera en Colima.
Así también, el 29 de marzo de 2017 se dio a conocer el hallazgo de al menos 10 cadáveres en una zona de barrancas en los límites de Cuauhtémoc, Colima, y Tonila, Jalisco. Lo restos humanos se encontraban en avanzado estado de descomposición y mutilados, aparentemente por animales carroñeros.
Finalmente, el 2 de mayo de 2019, se anunció el descubrimiento de una fosa clandestina en cuyo interior fueron localizados los cadáveres de cinco personas, en los límites de Manzanillo, Colima y Cihuatlán, Jalisco. Los cuerpos pertenecían a un hombre de 65 años, dos más de 35, uno de 20 y una mujer de 16 años de edad. Todos tenían huellas de estrangulamiento, la mujer tenía impactos de bala.