ubrebocas La pandemia por COVID-19 además de generar una crisis de salud y económica en todo el mundo, ha desatado también un grave problema ambiental, pues la contaminación por el uso de plásticos se ha incrementado de manera alarmante.
De acuerdo con un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la principal preocupación en materia ambiental es derivado el aumento del consumo de plásticos de un solo uso, entre cubrebocas, caretas, guantes, trajes médicos, botellas de desinfectantes, kits de pruebas COVID, recipientes para comida, entre otros.
Se estima que en los hospitales, se han incrementado los desechos en alrededor del 60 por ciento, mientras que se advierte que mensualmente se utilizan 129 mil millones de cubrebocas, y 65 mil millones de guantes en todo el mundo.
En ese sentido, la Asociación Operación Mar Limpio reveló que el 75 por ciento de los cubrebocas desechados llegan a los océanos, provocando la muerte de especies marinas y la contaminación del agua.
Se calcula que el uso de cubrebocas incrementó al menos 200 veces más que antes de la pandemia, lo que además de preocupar por tratarse en la mayoría de los casos de materiales no biodegradables, origina alarma por su tratamiento inadecuado, ya que de acuerdo con la Comisión Estatal para la Prevención de Riesgos Sanitarios de Sinaloa, deberían ser considerados residuos biológico-infecciosos, y por lo tanto tener un manejo especial, separándose del resto de la basura generada en el hogar, pero sobre todo evitando dejarlos tirados en las calles como ya se ha hecho costumbre.
Ante este panorama, especialistas, tanto de salud como del cuidado del medio ambiente, coinciden en que es necesario buscar otras alternativas para hacer frente a la pandemia.
Esto, aunado a un cambio de políticas públicas que privilegien la agenda ambiental, a través del impulso de sistemas de reciclaje que permitan la disminución de generación de basura, de lo contrario la contaminación seguirá siendo la eterna pandemia.
