Cerca de la mitad del oxígeno que respiramos proviene del océano, antes de este descubrimiento, se pensaba que ese gas era producto de la fotosíntesis de plantas marinas, algo que requiere luz solar.
Diversos especialistas, incluido el profesor Andrew Sweetman de la Asociación Escocesa de Ciencias Marinas, quien lideró uno de los estudios sobre este fenómeno, descubrieron que una extensa zona del lecho marino entre Hawái y México está cubierta por nódulos metálicos.
A una profundidad de cinco kilómetros, donde la luz solar no alcanza, estos nódulos metálicos parecen generar oxígeno al descomponer el agua de mar en hidrógeno y oxígeno. Este hallazgo ha llevado a varias empresas a planear la recolección de estos nódulos, aunque los científicos marinos están preocupados de que dicha extracción pueda perturbar este proceso recién descubierto y dañar la vida marina que podría depender de él.
Los nódulos están compuestos por minerales preciosos como litio, cobre, cobalto, manganeso y níquel, materiales valiosos para la industria de baterías, lo que los hace especialmente atractivos para la minería.
Estos nódulos se forman cuando diversos metales disueltos en el agua se acumulan en fragmentos de conchas u otros residuos en el fondo del océano, un proceso que tarda millones de años y que finalmente inicia la producción de oxígeno. Este fenómeno es sorprendente, ya que, según la teoría, el oxígeno no debería producirse sin la presencia de luz solar. Generalmente, el oxígeno es generado por plantas marinas a través de la fotosíntesis, un proceso que requiere luz solar, pero aquí parece ocurrir de manera diferente.
Estos metales operan de manera similar a las baterías, ya que elementos como el litio, el cobalto y el cobre, que son esenciales para su fabricación, están involucrados en el proceso. Por ejemplo, si sumerges una batería en agua, comenzará a generar burbujas debido a que la corriente eléctrica separa el agua en oxígeno e hidrógeno, que se manifiestan como burbujas, explicó el profesor Sweetman.
Sweetman recordó que observó este fenómeno por primera vez en 2013, cuando notó una gran cantidad de oxígeno produciéndose en el lecho marino en completa oscuridad. Sin embargo, inicialmente lo desestimó porque se le había enseñado que el oxígeno solo se generaba a través de la fotosíntesis.