El agua potable, o apta para el consumo humano, es aquella que puede utilizarse para beber, preparar alimentos, higiene personal y actividades domésticas. Para ser considerada adecuada, debe ser limpia, insípida, inodora, incolora y libre de contaminantes, aunque debe contener ciertas sustancias disueltas que son beneficiosas para el cuerpo.
Un estudio internacional liderado por Esther Greenwood del Instituto Federal Suizo de Ciencia y Tecnología Acuáticas, junto con científicos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre otros, fue publicado este jueves en la revista Science. Este estudio reveló que más de 4.400 millones de personas en 135 países de ingresos bajos y medianos no tienen acceso a agua potable, y casi la mitad de la población de estas regiones sufre de contaminación fecal, duplicando así las estimaciones anteriores.
En 2020, se calculó que más de 2.000 millones de personas carecían de servicios de agua potable gestionados de forma segura.
El estudio subraya que los servicios de agua potable deben cumplir con tres requisitos esenciales: estar disponibles cuando se necesitan, ser accesibles dentro de las instalaciones y estar libres de contaminantes prioritarios como Escherichia coli y ciertos productos químicos. Aunque las políticas y prácticas suelen enfocarse en mejorar el acceso mediante la construcción de nuevas infraestructuras, el servicio de agua va más allá de simplemente proporcionar acceso. De acuerdo con la resolución de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos al agua y al saneamiento, los servicios deben garantizar una cantidad suficiente, seguridad, confiabilidad, proximidad física, asequibilidad y no discriminación.
Las reservas subterráneas de agua, como los acuíferos, y las fuentes superficiales, como los ríos, enfrentan amenazas sin precedentes en todas las regiones debido a factores climáticos y actividades humanas. Esta situación ha encarecido el bombeo, tratamiento y distribución del agua desde fuentes remotas hacia las ciudades, ya que los recursos locales han sido sobreexplotados o contaminados. La competencia por el agua, en un contexto de creciente variabilidad climática y expansión urbana, ha generado transferencias anuales de aproximadamente 16 mil millones de metros cúbicos de agua desde zonas rurales hacia centros urbanos en todo el mundo.
En este estudio, se mapearon las contribuciones de tres criterios clave de agua segura para evaluar el impacto de la variabilidad climática, el cambio ambiental y las actividades humanas. Los resultados revelaron que la contaminación fecal es el principal obstáculo para garantizar el acceso a agua potable segura para casi la mitad de la población estudiada.
La investigación concluye que, para enfrentar este desafío global, es esencial que las acciones e inversiones futuras consideren tres aspectos fundamentales: la escala adecuada, la sostenibilidad financiera y la equidad en el acceso al agua. Los datos globales ofrecen una visión general, pero los mandatos y responsabilidades nacionales son cruciales para la provisión, monitoreo y mantenimiento de los servicios de agua potable. Es necesario fortalecer los sistemas nacionales de datos para mejorar la calidad y la precisión de los servicios hídricos.