La ola de violencia que se vive en Sinaloa desde el pasado nueve de septiembre dejó al descubierto las consecuencias de la narcocultura que desde hace años se ha expandido entre la ciudadanía.
La realidad detrás de los mensajes de violencia y glorificación del crimen que suelen verse como inconsecuentes se han podido presenciar de primera mano por la población en los casi 600 muertos que ha dejado este conflicto.
Sobre la propagación de los contenidos de violencia y corrupción que abundan actualmente en la sociedad, psicólogos comentan que el "gusto" por estos contenidos no nace innatamente del menor si no que son aprendidos y replicados muchas veces del comportamiento de adultos, la diferencia es que la normalización que se ha dado de la narcocultura ha hecho que los jóvenes no puedan diferenciar el trasfondo negativo de estos productos.
Al respecto, algunos especialistas en el tema han comentado que la "cultura del narco" ha llegado a tal nivel que incluso el discurso que se tuvo de los grupos criminales durante el pasado sexenio se suavizó drásticamente, llegando al nivel en que, al inciar el conflicto en Sinaloa, desde el gobierno federal se le pidió responsabilidad a los criminales.
En Sinaloa, la cultura del crimen se ha expandido a un nivel en el que forma parte de aspectos de la vida cotidiana que ni siquiera notamos, en la entidad se escucha música de narcos, los jóvenes quieren vestirse como creen que ellos visten, algunos hablan de ellos como si se tratase de celebridades e incluso existe en "santo de los narcos".
Para entender cómo es que ha crecido este fenómeno en México,hay que ser muy conciente que más allá de una cultura, el narco y la glorificación del mismo se han convertido en una industria, incontables artistas han forjado su carrera de alabar a conocidos criminales en sus canciones; es un negocio que de acuerdo a cifras de la UNAM reporta ingresos brutos estimados en 600 mil millones de pesos.