Tras la noticia del primer infectado por Covid-19 en un hotel de Culiacán, corrió como reguero de polvora en el puerto de Mazatlán. El pánico empezó a apoderarse de los porteños. No había pasado ni una semana cuando aparecieron los primeros tres casos por contagio por la pandemia del coronavirus en el puerto.
El gobernador del Estado de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, anunció el cierre de la actividad económica a partir del 1 de Abril en Sinaloa. Los hoteleros fueron los más "amolados" con dicha acción.
Hasta la fecha es hora que la "industria sin chimenea" continua sin recuperarse del desplome económico que padecieron, en ese mismo mes las brigadas sanitizadoras del ayuntamiento entraron en acción en el puerto.
Para mayo el contagio del Covid-19 sumaba los 400 pacientes activos y 77 en Mazatlán. Para este mes los prestadores de servicios sufrían los estragos de ver playas solas y el malecón así como la zona dorada sin turismo.
Los operativos en cada uno de los municipios que comunicaban con Mazatlán se habían radicalizado con elementos policiales a la entrada y salida. Filtros sanitizadores se instalaron por las autoridades de Salud.
Para el mes de junio las cifras eran de 700 pacientes activos en Sinaloa con mil 288 decesos, Mazatlán se mantenía en los 79 contagiados diarios y subiendo.
En junio las protestas se incrementaron en el puerto de Mazatlán por parte de los prestadores de servicios y vendedores de playas causando revuelo en el ayuntamiento ante la exigencia de que se abriera el puerto para trabajar pues ya habían transcurrido tres meses sin empleo y los recursos económicos se terminaban en los hogares de los porteños cuyo motor económico es: el turismo. Los prestadores de servicios lllegaron a desear la muerte en la calles, trabajando que en la casa sin trabajar.
"Por que ya tenemos tres meses sin trabajar. Ya estamos hartos. Estasmos hasta la madre, cabranes.No tenemos para vivir. Preferible morir en la playa que en la casa. Que sea piso parejo . Por que no tenemos dinero ya. Se acabó. Se acabó todo. Al que le toque morir que se muera", vendedor de playas.
Llegó el gran día, el 1 de Julio se dio la reapertura económica para la hotelería y algunos restarantes con comida para llevar, los hoteleros podrían recibir nada más a un 35 por ciento y a quienes tuvieran actividades esenciales que realizar en el puerto.
La mayoría de los hoteles instalaron sus medidas sanitizadoras a las entradas y salidas, en el malecón ya se podían ver los vendedores de playas vendiendo pero no había turistas, salió la misma.
Sería en el mes de Agosto que el turismo empezó a arribar al puerto de Mazatlán principalmente del estado vecino de Durango, y sumaban 2 mil 800 muertos y 198 contagiados en el puerto diarios.
Los charteros empezaron a arribar a los hoteles bajo las medadias sanitarias, los hoteleros fueron quienes presentaron a los trabajadores con los implementos como cubrebocas, gel antibacterial y hasta con una rociada de agua con cloro para quienes llegaban a instalarse a los hoteles.
Las imagenes eran más que obvias el turismo del corredor del económico del norte empezó a desbordarse a las playas del puerto de Mazatlán. Los videos caseros era muy claros, el turismo no usaba cubre bocas.
Septiembre, tenía registrados poco más de 3 mil muertos por covid, y los infectados empezaban a descender, según las cuentas de la Secretaría de Salud del Estado, pero aún así el puerto lucio nulo por festejos patrios lo que ni eso impidió que el turismo dejara de llegar.
Octubre fue un mes en el que Mazatlán ya había retomado el camino de las reservaciones al 45 por ciento y en algunos casos hasta el 60 por ciento, y que para el secretario de turismo en el estado, Óscar Pérez Barros, a Mazatlán como destino de sol y playa le fue mucho mejor que el año pasado cuando no se sabía nada del Covid.
Para el mes Noviembre se llegaba a los 4 mil muertos por covid y Mazatlán tenía 90 contagiados, el puerto ya lucía como un mes cualquiera del 2019. Todo volvió a la normalidad. Aunque es de reconocer que para Diciembre las cifras son menores de 30 infectados el puerto ha regresado a su propia normalidad sin temor a un cierre de la economía.