La Semana de la Moda de Nueva York, que se celebra del 7 al 11 de septiembre, promete ser una de las más llamativas de los últimos años.
Este año, el evento no solo destacará más de 60 desfiles de marcas consolidadas y emergentes, sino que también incluirá un importante mensaje político. La cita se abrirá con una manifestación especial llamada "Fashion for our future", que busca incentivar a los ciudadanos a registrarse y votar en las elecciones de noviembre en Estados Unidos.
El Consejo de Diseñadores de Moda de EE.UU. (CFDA), organizador principal de la NYFW, ha promovido esta marcha que reunirá a diseñadores, modelos, ?influencers? y trabajadores del sector en las calles de Manhattan. El objetivo es promover la participación ciudadana y la defensa de la democracia a través de la moda. Además, por primera vez, el evento será más accesible al público con una pantalla gigante instalada en el Rockefeller Center, donde se podrán ver la mayoría de los desfiles de forma gratuita.
Anna Wintour, editora de la revista Vogue, dará inicio a esta innovadora apertura. Los primeros desfiles incluirán presentaciones de marcas como Area, Libertine y Brandon Maxwell, entre otros. El sábado será especialmente destacado con la participación de diseñadores como el mexicano Patricio Campillo y el nepalí-estadounidense Prabal Gurung, mientras que el domingo marcará el debut en Nueva York de la marca Off-White, del fallecido diseñador Virgil Abloh.
La semana también contará con importantes eventos paralelos, destacando a diseñadores como Palomo Spain, Custo Barcelona y Raúl Peñaranda. A lo largo de la semana, los asistentes podrán disfrutar de las colecciones de Carolina Herrera, Tory Burch, Michael Kors y Melitta Baumeister, esta última ganadora del premio CFDA y Vogue.
A pesar de su relevancia, la Semana de la Moda de Nueva York enfrenta desafíos. Un estudio reciente de Partnership for New York City señala que el evento está perdiendo influencia frente a las semanas de moda de París y Milán. El informe destaca que la concentración de talento y actividad en la ciudad está disminuyendo y que los diseñadores emergentes enfrentan dificultades para ganar visibilidad.
No obstante, el evento sigue siendo un importante motor económico y turístico para la ciudad. Para los aficionados a la moda, también hay una versión ?pop-up? de Barneys en el barrio del SoHo, ofreciendo una oportunidad para descubrir nuevos estilos y creadores, revitalizando el espíritu de un clásico que cerró en 2020.
La Semana de la Moda de Nueva York continúa siendo un símbolo de innovación y dinamismo, combinando moda, política y un reflejo de los desafíos actuales del sector.
Con información de EFE.