El experto en violencia, Dr Tomás Guevara, hizo un análisis para meganoticias de lo ocurrido el pasado 17 de octubre en la capital sinaloense, en el operativo en el cual se detuviera y liberara a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín, El Chapo, Guzmán.
Guevara destaca tres cosas de ese día de enfrentamientos en Culiacán, la primera es la tranquilidad con la que estaban transcurriendo los días con un índice a la baja en homicidios, lo inoportuno de los eventos.
"Nosotros hablábamos y cuando digo nosotros me refiero a la entidad, Sinaloa llevaba, desde el asesinato de Javier Valdez, hace dos años y cinco meses, que no teníamos un evento de esos que llamamos de alto impacto".
Se sabía en el estado de los feminicidios y homicidios, pero no enfrentamientos armados, así como sucedía con los mandatos de Felipe Calderón, de ahí que en marzo en que no se registrados homicidios en Culiacán, parecía que todo encontraba camino a la paz, consideró.
La segunda cuestión para el Dr en sociología, es la sincronía para responder del crimen organizado aunado a las dimensiones del evento, lo cual hacía dudar a la sociedad si estaba organizado o si no fue planeado, pues la respuesta tan organizada de los grupos criminales para inmovilizar la ciudad, llevó a pensar que la ciudad se podría haber tomado desde antes .
En un tercer aspecto encuentra que ese jueves por primera vez estuvieron dirigidos no solamente contra los elementos de seguridad, sino contra la sociedad civil, que genera un impacto en la relación con estos grupos .
"Y eso fue impactante para la gente porque no estaba en los códigos de este grupo, amedrentar, amenazar y matar a gente de la población que nada tenían que ver con los sucesos" .
La sociedad que miraba en la entidad un narco benefactor que construía escuelas, daba comida y empleos se derrumbó de acuerdo al investigador Tomás Guevara con los enfrentamientos en un lugar superpoblado, el desarrollo urbano tres ríos, en un día que no había labores académicas y por tanto la cantidad de jóvenes y niños estaba al tope en esa zona de la ciudad.
Eso, considera el experto, es lo que le dolió a cierto sector que se sintió amedrentado por los criminales que en algún momento la narrativa de que se estaba cuidando la plaza hacía que la ciudadanía sintiera tranquilidad, misma razón que adjudica a la gente que salió a marchar por la liberación de Joaquín Guzmán Loera en 2014.
Estos grupos además son nativos sinaloenses, no son grupos importados de otro lugar que chocaran con el de la entidad, sin embargo ya nada vale porque ya no hay confianza en ellos.
Con información de América Armenta.