Este jueves, Ucrania negó que sus tropas intentaran atacar la central nuclear en el óblast, "región o provincia", ruso de Kursk, una región donde las fuerzas de Kiev han recuperado en las últimas semanas el control de decenas de localidades.
Sin presentar pruebas ni detalles concretos sobre un supuesto ataque con bombas, el presidente ruso Vladimir Putin acusó a Ucrania de intentar atentar contra la central nuclear de Kursk, ubicada a unos 50 km del frente abierto en territorio ruso por las tropas de Kiev. Esta declaración se produce después de que Rusia advirtiera durante varios días sobre la "amenaza" de una catástrofe nuclear en caso de un ataque ucraniano contra la planta. El 6 de agosto, Kiev llevó a cabo una incursión militar terrestre sin precedentes en Rusia desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y asegura haber tomado el control de varias localidades rusas.
En una reunión televisada con miembros de su gobierno y gobernadores de las regiones fronterizas con Ucrania, Putin afirmó que el enemigo intentó bombardear la central nuclear durante la noche. Mientras tanto, el gobernador de la región de Kursk, Alexi Smírnov, informó a Putin que las instalaciones de la central operaban sin contratiempos.
Cabe recordar que las tropas rusas tomaron el control de la planta de energía abandonada de Chernóbil, en el norte de Ucrania, y de la planta de Zaporiyia, la más grande de Europa ubicada en el sur del país, en los primeros días de su ofensiva militar a gran escala en febrero de 2022.
El jefe del departamento encargado de combatir la desinformación del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania, Andreí Kovalenko, afirmó que esta sería una estrategia de Rusia, diseñada para culpar a Ucrania ante la comunidad internacional y así ser acusado de terrorismo nuclear. Sin embargo, Kovalenko aseguró que estas acusaciones carecen de fundamento.
Por su parte, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, anunció que visitará la próxima semana la central nuclear de Kursk, debido al riesgo generado por las hostilidades en la región. Esto ocurre después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, informara al OIEA sobre un supuesto ataque, lo que ha llevado al organismo a instar a las partes en conflicto a evitar cualquier acción que ponga en peligro las instalaciones nucleares.
Rusia ha descartado la posibilidad de entablar conversaciones directas mientras haya tropas ucranianas en su territorio, mientras que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se niega a dialogar con Putin, exigiendo la retirada total de las tropas rusas de Ucrania, incluyendo Crimea y otros territorios ocupados desde 2014, así como el pago de reparaciones por el conflicto.
Tanto Ucrania como Rusia se han acusado mutuamente en varias ocasiones de atacar la central nuclear de Zaporiyia, que está bajo control ruso desde los primeros días de la invasión. Ahora, estas acusaciones cruzadas han comenzado a replicarse en relación con la central nuclear de Kursk, situada en territorio controlado por Rusia en una región fronteriza con Ucrania, donde Kiev ha recuperado algunas áreas.