En el estado de Durango, la violencia de género sigue siendo una preocupación grave y constante. Según organizaciones feministas, hasta el 2024 se han registrado 16 feminicidios en la entidad, mientras que la Fiscalía General del Estado de Durango (FGED) reporta 13 casos. Esta discrepancia se debe a que, para las autoridades, no todos los crímenes contra mujeres cumplen con los criterios legales para ser clasificados como feminicidios, lo que genera tensiones entre los colectivos feministas y las instituciones gubernamentales.
El mes de septiembre fue especialmente alarmante, con dos feminicidios registrados, lo que evidencia la persistencia del problema. Durango cuenta con 16 municipios en los que se ha emitido una alerta de género, pero, a pesar de esta medida, los crímenes siguen ocurriendo. Las organizaciones que luchan por los derechos de las mujeres insisten en la necesidad de mayor vigilancia, prevención y una actuación más eficaz por parte de las autoridades para detener la violencia.
Un aspecto relevante para entender estos crímenes es el análisis de la conducta de los agresores. Expertos en salud mental afirman que, en muchos casos, las conductas violentas tienen sus raíces en la infancia. El entorno en el que crecen los individuos o experiencias traumáticas vividas durante la niñez pueden ser factores determinantes en el desarrollo de patrones violentos. Es importante reconocer que no todos los abusadores han mostrado previamente signos de violencia, pero hay ciertos factores e impulsos que, si no se vigilan y controlan, pueden desencadenar comportamientos agresivos.
La identificación temprana de conductas anómalas en los menores es crucial para moldear una crianza adecuada y positiva. Los psicólogos señalan que es necesario prestar atención a las señales que puedan indicar comportamientos inusuales, con el fin de encaminar a los niños hacia un desarrollo emocional saludable y prevenir futuras conductas delictivas. Una crianza afectiva y el cuidado del entorno familiar pueden ser claves para evitar que los menores se conviertan en abusadores o violentadores en el futuro.
En cuanto a las soluciones, los especialistas recomiendan una vigilancia más cercana de los impulsos y conductas, tanto en los menores como en los adultos, y abogan por estrategias educativas que promuevan una crianza positiva. Sin embargo, también es vital que las autoridades estatales y federales fortalezcan las políticas de seguridad y protección a las mujeres para frenar los feminicidios.