El agua en Durango no solo enfrenta problemas de cantidad, sino también de calidad, lo que impacta directamente en la salud pública. Según datos oficiales, el sistema de pozos aporta 2,815 litros por segundo, suficiente para alcanzar una cobertura del 98% de los usuarios, según registros del trienio 2010-2013. Sin embargo, estudios recientes revelan que la calidad del agua está comprometida debido a las altas concentraciones de arsénico y flúor.
La Dra. María Teresa Alarcón, investigadora del Centro de Investigación en Materiales Avanzados, advierte que el arsénico en el agua tiene efectos acumulativos que están asociados con enfermedades como cáncer y diabetes mellitus. Además, el flúor, aunque conocido por causar fluorosis dental, también se vincula con problemas óseos como osteoporosis. Un estudio de la Academia Nacional de Medicina de México encontró que el 30.12% de las mujeres evaluadas en la región presentaban esta enfermedad, y el consumo prolongado de agua con flúor fue señalado como un factor determinante.
Por otro lado, el consumo de agua en Durango es alarmantemente alto. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona debería consumir 100 litros de agua al día, pero en Durango, el promedio es de 371 litros diarios por habitante, más del triple de lo recomendado. Este nivel de consumo no solo agrava la crisis hídrica en una región que enfrenta sequías prolongadas, sino que también refleja una gestión ineficiente del recurso.
El acuífero del Valle del Guadiana, es uno de los más sobreexplotados. Desde hace años se conoce esta situación. Hoy, la Presidenta Claudia Sheinbaum se ha comprometido con la construcción de la Presa Tunal II, con una inversión de 3 mil millones de pesos. En este momento se está terminando de construir la potabilizadora, que en conjunto con los macro tanques que ya están en algunas de las colonias de la ciudad, se va a garantizar el 30% del consumo con agua superficial, la cual es mucho más recomendable. Pero para esto faltan al menos 5 años, de acuerdo a los expertos.
Mientras tanto, la combinación de contaminación y sobreconsumo pone en riesgo tanto la sostenibilidad del suministro como la salud de los habitantes. La situación exige medidas urgentes, desde mejorar los sistemas de filtración hasta fomentar el uso responsable del agua, para garantizar un futuro más seguro para los duranguenses.