El domingo 11 de febrero, a través de las redes sociales, un menor identificado como Jesús "N" lanzó amenazas dirigidas al colegio González y Valencia, así como a su personal administrativo y docente. En sus mensajes, el menor acusó a la institución de discriminación y de haber truncado sus sueños. Se ha destacado que Jesús es hijo del director del colegio, lo que añade una capa adicional de complejidad a la situación. En sus mensajes, el menor advirtió sobre un evento que, según él, haría que no lo olvidaran.
Ante la gravedad de las amenazas, el director del colegio emitió disculpas a través de un comunicado difundido en las redes sociales. Sin embargo, la comunidad educativa y los medios de comunicación se mantuvieron en alerta ante la incertidumbre y la preocupación por la seguridad en el colegio.
El día siguiente, el lunes, los padres y alumnos acudieron al colegio desde temprano, esperando encontrar respuestas y garantías de seguridad por parte de las autoridades escolares. Sin embargo, se encontraron con la sorpresa de que las clases habían sido suspendidas. En su lugar, se llevaron a cabo reuniones internas, mientras que el director del colegio optó por no hacer declaraciones ante los medios de comunicación.
La situación generó un clima de tensión y preocupación entre la comunidad educativa y los padres de familia. La falta de información clara y la ausencia de una respuesta contundente por parte de las autoridades escolares profundizaron la incertidumbre y el temor entre los estudiantes y sus familias.
Es fundamental que las instituciones educativas aborden de manera transparente y proactiva las amenazas y situaciones de riesgo que puedan surgir en su entorno. La seguridad y el bienestar de los alumnos, docentes y personal administrativo deben ser una prioridad absoluta, y cualquier amenaza o incidente debe ser abordado con la seriedad y la diligencia que merece.
Es necesario que las autoridades escolares trabajen en estrecha colaboración con las autoridades policiales y los servicios de seguridad para garantizar un entorno seguro y protegido en el colegio. Además, se requiere una comunicación clara y abierta con la comunidad educativa para mantenerlos informados y tranquilizarlos en momentos de crisis y preocupación.