El reciente aumento en el precio del huevo, que ha llegado a casi 50 pesos por kilo, está causando un impacto significativo en la economía de los hogares duranguenses. Este incremento no solo afecta el bolsillo de las familias, sino que también se traduce en un desafío mayor en un contexto donde la inflación ya ha estado presionando los ingresos de los ciudadanos.
La situación se agrava debido a la baja producción de huevo en Estados Unidos, lo que ha llevado a los avicultores mexicanos a priorizar la exportación del producto hacia el vecino país. En esta dinámica de libre comercio, los productores nacionales pueden vender el huevo a precios mucho más altos, llegando hasta 120 pesos por kilo en el mercado estadounidense. Esto ha motivado a muchos avicultores a enviar su producción al exterior, dejando a los consumidores mexicanos con menos opciones y precios más elevados en el mercado local.
Además, la situación se complica aún más con la llegada de la temporada de Día de Muertos, donde la demanda de pan de muerto se incrementa notablemente. El huevo es un ingrediente fundamental en la preparación de este pan tradicional, lo que genera una mayor presión sobre el suministro y los precios. Este aumento en la demanda local, junto con la escasez provocada por las exportaciones, ha llevado a un círculo vicioso que afecta tanto a los consumidores como a los pequeños comerciantes.
Para muchas familias duranguenses, el huevo es un alimento básico que se utiliza en diversas comidas diarias. Con el costo actual, muchas personas se ven obligadas a ajustar su presupuesto y buscar alternativas más económicas, lo que puede llevar a una disminución en la calidad de su alimentación. Esto es especialmente preocupante en un momento donde la salud y la nutrición son más importantes que nunca.