En las zonas limítrofes de las colonias Méndez Arceo, Rosas del Tepeyac y Ampliación Rosas del Tepeyac, existe un área a cielo abierto que se ha convertido en un foco constante de problemas. Los residentes de estos asentamientos han adoptado como rutina arrojar basura de todo tipo en un espacio ubicado al lado de la Deportiva Profesor Luis Gándara Soto. Esta práctica irresponsable ha generado una acumulación continua de desechos, creando un problema ambiental y social para la comunidad circundante.
A pesar de los esfuerzos de los servicios públicos por limpiar la zona y recolectar los residuos, los vecinos persisten en su conducta imprudente. Esta repetición del mal hábito ha llevado a una situación insostenible en la que la basura se amontona sin cesar, generando no solo un impacto negativo en el entorno visual, sino también en la calidad de vida de los residentes cercanos.
La acumulación de basura no solo representa un problema estético; También conlleva graves consecuencias para el medio ambiente y la salud pública. La descomposición de los desechos orgánicos genera olores desagradables y atrae plagas, incluyendo insectos y roedores, que pueden propagar enfermedades. Además, los desechos no biodegradables, como el plástico y el vidrio, pueden contaminar el suelo y el agua, afectando negativamente los ecosistemas locales y la biodiversidad.
Los residentes conscientes de estas colonias han decidido alzar la voz y pedir la intervención de las autoridades. Solicite medidas más enérgicas para abordar este problema crónico. En particular, han instalado a las autoridades a imponer sanciones económicas a aquellos que son responsables de arrojar basura en el área designada. Considerar que imponer multas financieras podría disuadir a los infractores y fomentar un comportamiento más responsable por parte de los habitantes de la comunidad.
Además de las sanciones, los residentes también solicitan una mayor concientización pública sobre la importancia de mantener limpios los espacios comunes y respetar el medio ambiente. Crear programas educativos y de sensibilización podría contribuir significativamente a cambiar las actitudes y comportamientos de las personas, fomentando el cuidado del entorno compartido.