Con la llegada de diciembre, las esperanzas de los comerciantes duranguenses se renuevan, pero también las presiones se intensifican. Este último mes del año no solo trae consigo las festividades y las luces parpadeantes, sino también la oportunidad crucial de mejorar las ventas en un año marcado por desafíos sin precedentes.
Para los comerciantes, diciembre no es solo un mes; es una ventana de oportunidad, la última llamada para revertir las dificultades acumuladas. Han preparado sus negocios durante meses, conscientes de que este periodo, considerado el mejor del año, podría marcar la diferencia entre el resurgir y la supervivencia.
Sin embargo, detrás del brillo de las luces navideñas, la Presidenta Nayelli Victorino señala una realidad menos reluciente. La competencia desleal, como una sombra persistente, ha arrojado un desafío formidable a los comerciantes locales. En un llamado urgente, la Presidenta no solo destaca la amenaza que representa la competencia desleal, sino también el impacto directo en aquellos que buscan sobrevivir en un mercado cada vez más complejo.
Aunque, por ahora, no se vislumbran cierres de empresas, el mensaje es claro: la informalidad, con un crecimiento alarmante del 9.8 %, ha alcanzado niveles preocupantes. Esta cifra revela una tendencia inquietante, donde algunos optan por enfrentar el riesgo de ser descubiertos antes que gestionar un negocio legítimo y cumplir con sus obligaciones tributarias.
Diciembre, más que un mes de celebración, se convierte así en una apuesta colectiva por la recuperación económica de Durango. Los comerciantes están listos para recibir a los compradores con ofertas tentadoras, pero la ciudadanía también tiene un papel crucial al elegir dónde y cómo gastar. ¿Será este diciembre el catalizador de una nueva era para los comerciantes duranguenses o la última oportunidad para recuperar algo de lo perdido en un año desafiante? La respuesta, envuelta en las luces destellantes de la temporada, está por desvelarse.