La noticia del cierre de la maquila Carhartt en Durango ha dejado una marca significativa en la comunidad laboral y ha generado una preocupación generalizada. La decisión de Carhartt de abandonar Durango, que ha sido su hogar durante 26 años, plantea cuestiones críticas sobre la competitividad de la región y la capacidad para mantener a las empresas en México.
Ricardo Fidel Pacheco, diputado y líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en Durango, ha resaltado la magnitud del impacto de esta decisión, aunque los más de 1,000 trabajadores afectados no son miembros de la Central Obrera. Esta partida subraya una verdad incómoda: la fuga de empresas en busca de costos laborales más bajos en países de Centroamérica es una amenaza real.
El cierre de Carhartt ejemplifica la feroz competencia que enfrenta México para atraer y retener empresas internacionales. Ya no se trata únicamente de salarios y demandas laborales; las empresas buscan un entorno favorable para hacer negocios que incluya infraestructura, facilidades logísticas y un ambiente propicio para la inversión extranjera.
La pérdida de empleos en Durango es un llamado de atención para todos los niveles de gobierno, líderes sindicales y la sociedad en general. Destaca la importancia de mantener un entorno atractivo para la inversión, promover la educación y el desarrollo de habilidades para los trabajadores, y fortalecer la competitividad regional. La competencia por las maquiladoras es intensa, y para mantener una economía sólida en la región, se deben abordar estos desafíos de manera proactiva.
Hoy el cuestionamiento es: ¿vale la pena este tipo de empresas, que buscan escatimar en los sueldos de los empleados?
Y la respuesta no es sencilla, pues sin duda el tener un trabajo estable es algo que miles de mexicanos buscan, particularmente en un ambiente donde las oportunidades laborales no abundan. Por lo pronto, mil trabajadores han quedado sin empleo. Y eso siempre es una mala noticia.