Un carrito de madera o una muñeca de trapo, eran los juguetes que anhelaban muchos duranguenses mayores cuando eran niños, y no había recursos para dárselos. A diferencia de hoy en día, en que los pequeños del hogar esperan con mucho entusiasmo a Santa para poder abrir sus regalos la mañana del 25 de diciembre, para muchos niños de antaño la Navidad no existía, y se conformaban con lo que sus propios padres les fabricaban para poder divertirse. Ellos no conocían al viejito barbón, se conformaban con una cena caliente y salud. Así nos lo platican algunos de estos abuelitos.