La celebración del Día de Muertos en Durango, una tradición arraigada en la cultura mexicana, ha experimentado notables cambios a lo largo de los años debido a la influencia de diversas corrientes culturales. Según el historiador Javier Guerrero, esta festividad de origen colonial solía ser una celebración simple, con un altar modesto que incluía una fotografía del familiar difunto, velas, cruces o rosarios y flores de plástico o tela. Sin embargo, en las últimas cinco décadas, la festividad ha evolucionado significativamente.
Hace aproximadamente 50 años, el sistema educativo nacional implementó una política pública que promovía la forma de celebración tradicional del estado de Michoacán. Esta tradición se difundió a través de concursos de altares de muertos y con el tiempo ganó popularidad en todo el país. Esto marcó un cambio importante en la forma en que se celebraba el Día de Muertos en Durango y en todo México.
Además de la influencia de Michoacán, Durango ha experimentado la llegada de otra tradición cultural, la celebración estadounidense de Halloween. Esta festividad, importada por paisanos que emigraron a Estados Unidos y luego regresaron con sus hijos, ha añadido una dimensión multicultural a la celebración del Día de Muertos en la región. Javier Guerrero considera que esta mezcla de culturas enriquece la tradición y contribuye al crecimiento de una sociedad multicultural.
El Día de Muertos en Durango ha evolucionado de una celebración sencilla a una festividad más elaborada, influenciada por las tradiciones de otros estados mexicanos y la incorporación de elementos de Halloween. Esta diversificación cultural ha enriquecido la forma en que se honra a los seres queridos fallecidos, creando una celebración única que refleja la rica diversidad de la sociedad mexicana. La fusión de estas influencias culturales es un testimonio de cómo las tradiciones evolucionan con el tiempo y se adaptan a las cambiantes realidades culturales.