El día domingo, en la madrugada, tuvimos la responsabilidad de acompañar a la Cruz Roja en diversas intervenciones. Una de ellas ocurrió cerca de las 2 de la mañana, en el centro histórico, concretamente en la intersección de la avenida 20 de noviembre y la calle Laureano Roncal. En este lugar se suscitó un choque entre dos vehículos. Uno de ellos fue el más afectado, terminando golpeado y en sentido contrario tras el fuerte impacto. El segundo vehículo involucrado se dio a la fuga, sin que pudiéramos conocer sus características.
En el evento, nuestro equipo de la Cruz Roja procedió a evaluar el estado de los ocupantes del vehículo golpeado, entre los cuales se encontraron un menor de edad. Debido a la gravedad del accidente y para descartar cualquier problema de salud, trasladar al niño al hospital del IMSS para una evaluación más exhaustiva.
Los testimonios proporcionados por los ocupantes del vehículo accidentado nos indicaron que el niño había recibido todo el impacto del choque. Esta información nos alertó sobre la posible gravedad de sus lesiones y la necesidad de una atención médica inmediata.
Durante el trayecto hacia el hospital, el equipo de paramédicos de la Cruz Roja brindó al menor los cuidados y atenciones necesarios para mantenerlo estable. La situación próxima preocupación y ansiedad, pero nuestra prioridad era asegurarnos de que recibiera la ayuda adecuada.
Al llegar al hospital del IMSS, se puso en marcha el protocolo de atención para emergencias. Los médicos y personal de enfermería realizaron una evaluación completa del estado del niño, llevando a cabo exámenes médicos y pruebas diagnósticas para determinar la extensión de sus lesiones.
La colaboración entre el equipo de la Cruz Roja y el personal médico del hospital fue fundamental para garantizar una atención integral al menor. Después de un arduo trabajo, recibimos el parte médico que nos dio un poco de alivio: el niño estaba estable, sin lesiones graves, pero requería reposo y observación.
Finalmente, tras asegurarnos de que el niño estaba en buenas manos, dejamos el hospital con la satisfacción de haber cumplido nuestro trabajo con profesionalismo y entrega. Aunque el accidente fue lamentable, saber que el menor estaba recibiendo la atención adecuada nos reconfortó.
Estas experiencias reafirman la importancia del trabajo de la Cruz Roja y la necesidad de conducir con responsabilidad en las vías públicas. La prevención es la mejor forma de evitar accidentes que pongan en riesgo la vida de las personas, especialmente la de los más vulnerables como los niños.