La crisis económica está golpeando duramente a cientos de familias, obligándolas a tomar decisiones cada vez más difíciles con el regreso a clases a la vuelta de la esquina. En el caso de Monserrat Anaya, esta dura realidad significa tener que elegir entre comprar los útiles escolares básicos para sus hijas o asegurar una comida diaria para su familia. Monserrat, quien lucha por mantener a sus tres hijas, enfrenta una batalla constante para equilibrar sus escasos recursos.
En su hogar, que alberga a siete personas, solo dos de los miembros de la familia aportan económicamente para cubrir las necesidades básicas. Su esposo y su suegro trabajan arduamente cada día para llevar alimento a casa, mientras que Monserrat se ve imposibilitada de generar ingresos adicionales debido a que no puede dejar a sus hijas solas.
Residentes de Montes de Oca, Monserrat y su familia enfrentan largos desplazamientos para llegar a la escuela y al trabajo, lo que incrementa aún más sus gastos y limita el poco dinero que logran ganar. En medio de esta lucha diaria, su mayor preocupación es garantizar al menos una comida al día, una necesidad que, a veces, no logran satisfacer, las pequeñas, aún no comprenden por que sus padres deben sacrificar sus propias comidas para proveerles a ellas.
Además, Monserrat se enfrenta a otro desafío, el canal de agua cercano a su vivienda emite olores desagradables que deterioran el ambiente de su hogar y afectan a una de sus hijas, quien sufre de alergias debido al cambio climático.