La contaminación del aire en Durango se ha convertido en un problema alarmante, especialmente en las zonas donde las ladrilleras operan cerca de escuelas y residencias. Según la Dirección Municipal de Medio Ambiente, en la mancha urbana se encuentran aproximadamente 250 ladrilleras en funcionamiento, además de otras 200 situadas en el Parque Industrial Ladrillero. Esta situación ha generado serias preocupaciones sobre la calidad del aire que respiran los niños y los habitantes de la zona.
El problema es particularmente evidente en la zona suroriente de Durango, donde es común ver obradores de ladrillos que se encienden sin los cuidados adecuados, liberando humo y contaminantes al aire. Este tipo de actividades no solo afecta la calidad del aire, sino que también pone en riesgo la salud de los niños que asisten a escuelas cercanas. Un ejemplo claro de esta problemática se presenta en el fraccionamiento Valle del Guadiana, donde la directora del jardín de niños 30 de abril ha denunciado que la contaminación producida por las ladrilleras es insostenible y perjudicial para los estudiantes.
Hasta octubre, el gobierno municipal ha logrado derribar 34 ladrilleras, pero aún quedan más de 200 en operación. A pesar de los esfuerzos, la situación sigue siendo crítica, y las autoridades locales están en constante negociación para evitar que se instalen más ladrilleras dentro de la mancha urbana. El director de Medio Ambiente, Albino Ponce, ha señalado que hay suficiente espacio en el parque industrial para albergar estas industrias, alejándolas de las áreas residenciales y escolares.
Las repercusiones de esta contaminación no son menores. Muchos docentes han reportado una disminución en su salud debido a la exposición constante a las partículas nocivas del aire. En algunos casos, tres trabajadores de la educación se han visto obligados a retirarse de sus puestos debido a daños en los pulmones, lo que ha llevado a jubilaciones anticipadas. La falta de atención a esta problemática podría resultar en consecuencias más graves para la salud pública.
Un estudio reciente corroboró que la exposición a las emisiones de las ladrilleras afecta principalmente el sistema respiratorio. Los síntomas agudos incluyen tos, flema crónica, opresión en el pecho y sibilancias. A largo plazo, la exposición continua puede desencadenar problemas crónicos como disnea y asma, además de otras enfermedades pulmonares, poniendo en riesgo la salud de niños y adultos por igual.
La comunidad y las autoridades deben trabajar en conjunto para abordar esta crisis ambiental. Es fundamental implementar medidas más efectivas que no solo se centren en derribar ladrilleras, sino que también garanticen el monitoreo de la calidad del aire y la salud de los ciudadanos. La salud y bienestar de la población, especialmente de los más vulnerables, como los niños, depende de acciones decididas y efectivas para reducir la contaminación en Durango.