Luz María Soto, de 52 años, enfrenta una dura realidad mientras cuida de sus seis nietos en un jacal en condiciones precarias. Su vida cambió drásticamente cuando su hija los abandonó para mudarse con su pareja, dejándola con la responsabilidad de criar a los niños en una situación económica extremadamente difícil. Luz, quien anteriormente trabajaba limpiando casas y vivía en renta, se encuentra ahora atrapada en una lucha diaria por la supervivencia.
Su nueva realidad la ha llevado a convertirse en pepenadora. Trabaja largas horas recogiendo botellas y cartón durante la noche y vendiéndolos durante el día. A pesar de su incansable esfuerzo, sus ingresos apenas cubren las necesidades básicas del hogar, dejando a menudo a la familia sin lo esencial. Los gastos escolares de los niños agregan una carga financiera adicional que Luz no puede soportar completamente.
La falta de recursos y el abandono de su hija han agravado su situación, dejándola sin apoyo suficiente para enfrentar los desafíos diarios. Luz está constantemente luchando para asegurar que sus nietos tengan al menos una comida diaria y puedan asistir a la escuela. La vida que conocía antes del abandono de su hija se ha desmoronado, y cada día es una batalla para mantener a su familia a flote.
El peso de la responsabilidad y la falta de recursos han convertido su vida en una serie de desafíos interminables. Luz enfrenta un futuro incierto, con la esperanza de que, a pesar de las dificultades, pueda encontrar una forma de asegurar el bienestar de sus nietos. Su historia es un reflejo de la lucha constante por la supervivencia y la desesperación de quienes enfrentan adversidades extremas sin el apoyo adecuado.
La valentía y el sacrificio de Luz María Soto destacan la dura realidad que viven muchas familias en circunstancias similares, luchando día a día por mantener la dignidad y el bienestar en medio de la adversidad.