El impacto de una tragedia es inmensurable, y el caso de Alfredo es uno de esos momentos que nadie quisiera enfrentar. En un segundo, perdió a cuatro personas esenciales en su vida: su madre, su esposa, su hija y su nieta. La devastación emocional es evidente, pero el desafío no termina ahí. Al dolor se suma la carga económica de un funeral, una situación para la cual, en realidad, nadie está preparado.
Las cifras revelan la realidad de México. De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), el costo de un servicio funerario en el país varía notablemente, con un rango que oscila entre $6,000 y $74,000 pesos, dependiendo de los servicios elegidos y la ubicación geográfica. En Monterrey, por ejemplo, un servicio con cremación y velación puede alcanzar hasta los $33,850 pesos. En Guadalajara, un funeral básico comienza en $9,000 pesos y, con servicios completos, llega a los $30,000 pesos.
Durango, por su parte, se encuentra en la lista de las ciudades con costos "más accesibles," aunque para muchas familias, estos gastos siguen siendo elevados. Un desglose típico en Durango muestra que el costo total de un funeral puede rondar los $23,847 pesos, incluyendo un ataúd de madera, servicio funerario, flores y lápida. Sin embargo, si se agregan detalles o servicios adicionales, el gasto puede incrementarse.
Frente a esta realidad, muchas funerarias en el país ofrecen planes de financiamiento que permiten a las familias pagar en plazos, una alternativa que permite cubrir los costos de esta última despedida. Aunque para algunos pueda sonar insensible, la verdad es que contar con esta opción se ha vuelto esencial para muchas familias que enfrentan situaciones inesperadas.
En palabras del poeta Antonio Machado: "La muerte es algo que no debemos temer, porque mientras somos, la muerte no es; y cuando la muerte es, nosotros ya no somos." La realidad es que enfrentar los costos del final es un desafío del que todos deberíamos estar conscientes y, si es posible, preparados.