Miles de duranguenses cayeron en el fraude de Yox Holding, una empresa que prometía altos rendimientos a través de supuestas apuestas deportivas respaldadas por un innovador sistema de análisis estadístico. Entre las víctimas se encuentra un matrimonio jubilado, con más de 50 años de trabajo en la educación. Después de toda una vida de esfuerzo, lograron construir un pequeño patrimonio compuesto por ahorros y terrenos con huertos de manzanas. Incluso complementaban sus ingresos produciendo vinagre.
Convencidos por la recomendación de una familiar, invirtieron sus ahorros en lo que parecía ser una oferta segura: rendimientos mensuales de entre el 2.5 % y el 3 %, muy superiores a los ofrecidos por la banca comercial. Durante un tiempo, los pagos llegaron puntualmente, consolidando su confianza en la empresa. Sin embargo, todo colapsó cuando Yox dejó de pagar, revelándose como un esquema fraudulento.
El impacto fue devastador. Quienes confiaron su dinero a Yox, en promedio 160 mil pesos por persona, vieron cómo su patrimonio desaparecía. Muchas familias, especialmente de jubilados, enfrentaron graves consecuencias económicas y emocionales. Hubo casos de personas que desarrollaron enfermedades por el estrés, y otros incluso fallecieron.
La asociación "Defensa del Patrimonio contra Yox", liderada por el abogado Juan Mejorado Olaguez, ha trabajado para impulsar denuncias. Sin embargo, de los más de 5 mil defraudados, solo el 20% ha acudido a la fiscalía para interponer querellas. Mientras tanto, la Fiscalía del Estado emitió una ficha roja de Interpol el pasado 14 de febrero para localizar a Carlos "N", el presunto responsable, pero no ha habido avances significativos.
Hoy, afirman los representantes de los defraudados, Carlos "N" vive en Estados Unidos, afirman que en el Estado de Colorado. Lugar donde incluso ya es parte de la muy exclusiva alta sociedad de ese lugar. Por lo que solicitan a las autoridades mexicanas que lo reclamen y lo traigan para que responda por el daño hecho.
La fachada empresarial de Yox, que incluía franquicias deportivas, restaurantes y una marca de mezcal, fue suficiente para ganar la confianza de miles. Hoy, los defraudados no solo claman por justicia, sino por acciones contundentes que restituyan al menos parte de lo perdido.