En un panorama donde las fechas cruciales para el comercio ya han quedado atrás, la llegada de la Expo Feria de Moroleón se cierne como un nuevo desafío para los comerciantes de Durango. Este evento, marcado por la presencia predominante de comerciantes foráneos, plantea una amenaza directa a la estabilidad y prosperidad del comercio establecido en la región.
Beatriz Zamora, Presidenta de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño, ha expresado su preocupación al respecto, destacando que este escenario no solo implica enfrentar un periodo de ventas reducidas, sino también lidiar con las decisiones de las autoridades locales que, a su juicio, favorecen injustamente al comercio externo en detrimento del comercio formal de la capital.
La situación plantea un dilema no solo económico sino también social y político. Por un lado, la feria atrae a una significativa cantidad de visitantes y comerciantes de otras regiones, lo que supone una oportunidad para impulsar el turismo y la diversidad comercial en Durango. Sin embargo, esta aparente ventaja se ve opacada por las consecuencias que enfrentan los comerciantes locales: una competencia desigual y la sensación de abandono por parte de sus propias autoridades.
Esta problemática no es aislada ni menor. Refleja un desbalance creciente en la economía local, donde los pequeños y medianos empresarios luchan por mantenerse a flote en un mercado cada vez más globalizado y competitivo. La Expo Feria de Moroleón se convierte así en un símbolo de las tensiones actuales entre el comercio local y el foráneo, poniendo en relieve la necesidad de políticas más equitativas y de apoyo real al sector comercial establecido en Durango.
En este contexto, la posición de Zamora y otros líderes comerciales es clara: se requiere de una reflexión profunda y medidas concretas para proteger y fomentar el comercio local. El desafío no es solo económico, sino también de identidad y pertenencia, donde se juega el futuro del comercio en Durango y la propia esencia de su comunidad comercial.
La Expo Feria de Moroleón, lejos de ser un evento más en el calendario, se ha convertido en un punto de inflexión para los comerciantes de Durango. En sus manos y en las decisiones de las autoridades locales, radica la posibilidad de convertir este desafío en una oportunidad para fortalecer el tejido comercial de la región y reafirmar su compromiso con el desarrollo económico local.