Denuncian uso de feminicidio para generar violencia en Durango.

Un trágico suceso ha sacudido los cimientos de nuestra comunidad: la pérdida de la niña M.M.O., un acontecimiento doloroso que ahora se ve envuelto en controversia y discordia. La familia de la menor, sumida en el duelo, ha emitido un comunicado revelando la aparición de grupos que, amparándose en esta desdicha, pretenden iniciar manifestaciones violentas. Esto añade una capa de complejidad a una tragedia ya de por sí devastadora.

La muerte de M.M.O., de solo 2 años 9 meses, no solo ha dejado un vacío irreparable en su familia sino que también ha desencadenado un torbellino de emociones y reacciones en la comunidad. La justicia ya se ha pronunciado, sentenciando a la madre de la menor y a su pareja tras un juicio abreviado que ha captado la atención pública. Sin embargo, este caso, lejos de cerrarse con el veredicto, parece abrir nuevos frentes de batalla. La sentencia es de 44 años, 11 meses y 29 días para la madre de la menor y para el padrastro, quienes se declararon culpables.

Ante la posibilidad de que la tragedia sea instrumentalizada por intereses ajenos al dolor y la justicia, el tío de M.M.O. ha tomado la palabra. A través de una declaración pública en sus redes sociales, se ha distanciado rotundamente de cualquier acción que busque sembrar más violencia en nombre de su sobrina. Esta postura resalta una preocupación profunda por preservar la integridad de la memoria de la menor, evitando que su nombre sea utilizado como estandarte de acciones destructivas.

La familia de M.M.O., en medio de su luto, aboga por respuestas y acciones constructivas, rechazando cualquier forma de violencia que deshonre la memoria de su ser querido.

La comunidad, enfrentada a este escenario, se encuentra en una encrucijada. Por un lado, el legítimo deseo de justicia y, por otro, el riesgo de que las emociones desbordadas desvíen la atención de los verdaderos problemas a resolver. La tragedia de M.M.O. no solo nos enfrenta al dolor de una familia sino que también nos invita a reflexionar sobre cómo canalizamos nuestra indignación y nuestro duelo. La búsqueda de justicia debe ir de la mano con la preservación de la paz y el respeto por la memoria de aquellos que hemos perdido.